Este artículo me lo publicaron como colaboradora en URL: www.sermasyo.es
Por colaborador, Fecha publicación: 17 enero 2011
Hoy
en día, cuando la Educación está más al alcance de todos que hace cientos de
años, nos encontramos con la paradoja de que la mala educación es la tónica
general en las relaciones humanas.
Todos somos testigos cada día de niños que maltratan
psicológicamente a sus padres, adolescentes que maltratan a sus iguales,
adultos que ignoran a sus padres, contertulios en televisión que no se respetan
a la hora de dar su opinión,… ¿Qué está ocurriendo?
Sencillamente está ocurriendo una gran revolución
interna, dentro de cada persona, que obliga a replantearse antiguas maneras
de relación entre los seres humanos.
Ya no sirven los gritos para educar a un adolescente, ya no
es efectivo dar a un infante todo lo que demanda, no nos conforta que nuestros
ancianos padres intenten chantajearnos con antiguos sentimientos de culpa.
Tampoco nos sometemos a la opinión de quien siempre quiere tener la razón. Pero
el problema son las formas, el camino que se está escogiendo para saltar esas
barreras que nos estaban frenando.
El ser humano necesita un cambio, lo quiera o no, sea
consciente de él o no. El cambio de consciencia de todo el planeta está
muy cerca, y las personas más sensibles, y por supuesto los niños y
adolescentes, son los que están mostrando más cambios, pues ya nacieron en una
nueva energía diferente a la de los adultos. No pensemos que este cambio es
casual, estaba perfectamente previsto, y también lo está que todos nosotros
trabajemos con las energías que nos rodean para encontrar la armonía y no
desestabilizarnos.
De ahí que sea esta una época muy difícil para ser
padre-madre, aunque también lo es para todos los educadores y educadoras que,
además, no ven reconocido su trabajo en una sociedad en que sólo priman las
ganancias materiales, no las afectivas ni personales.
Desde mi perspectiva de educadora puedo decirles que mi
trabajo es apasionante, pero si además al volver a casa tienes dos adolescentes
a quienes educar y a quienes escuchar, les aseguro que el día se le queda corto
a uno.
Trabajemos todos para ser mejores personas cada día, con una
paciencia infinita para con aquellos que no son conscientes de todos los
problemas que están viviendo como un fin para acercarse a un nuevo
momento de la Humanidad en que todos recogeremos los frutos de
nuestros esfuerzos.
Autor: Elena Martín, profesora de educación Infantil y
Primaria, Maestra de Reiki y trabajadora de energías sutiles.